Ella anda. Novela ganadora del Premio Felipe Trigo en 2002. Algaida.

TODO EL MAR

“El mar nació del dolor de Dios. Tan bello y tan terriblemente triste y solitario”. Tenía razón el capitán cuando me dijo esto; sólo de la tristeza de un dios pudo brotar algo tan bello.

El mar ampara esta ciudad, concediéndole esencia de isla. He venido a visitarlo y aquí está, rugiendo, aleteando. Rezumando hermosura por su piel.

A lo lejos pequeños barcos navegando sobre su espalda y él soportando como un coloso esas pequeñas pústulas. En lo alto las gaviotas y nubes, como melenas, sobre el sol.

Como habitante de sus entrañas soy de la calidad del mar. Soy el ungüento de los continentes, de las tierras resecas. Soy una gota y miles de este universo ondulante. Me siento en armonía con ese movimiento cadencioso de amor y de cierta lujuria. Abro los brazos y lo abarco todo, lo recibo, me empapo de éI. Inmenso dolor, increíble sufrimiento de alguien superior que suspiró y dejó caer el azul. Soy diminuta en su horizonte, pero eterna en su contemplación. Descubro el secreto que tintinea en sus olas. Ahora actúan mis pinceles, lentamente desabrocho su contorno. Su desnudez inmaculada palpita. Voy sobre él, montañas de agua. Soledad, lágrimas divinas. Viento en su vientre. Palmotea el quejido de su misterio. No tiemblan mis manos, sólo flotan, se humedecen, navegan. Adoran la perfección y por fin todo el mar me cabe en el lienzo. Y parto con las velas extendidas.