Blogia
Francisca Gata Amate, escritora.

CONTRA EL CIERRE DE LA VERDAD DE ALBACETE. Si no nos queda la palabra ¿qué nos queda?

CONTRA EL CIERRE DE LA VERDAD DE ALBACETE.  Si no nos queda la palabra ¿qué nos queda?

Siempre que una empresa grande absorbe a una chica, la grande se come a la chica. En silencio, poco a poco. Le va endiñando la deuda, saneando la grande para cargarle el muerto a la chica. A los trabajadores les cuentan un cuento, en el momento de la absorción, el cuento de “El proyecto ilusionante”. Y así, sin vaselina ni nada, a pelo, te la han metido sin darte cuenta.

 

Cuando te dicen la noticia fatídica, el fruto de aquella mala noche aciaga ya ha nacido y te encuentras en la  calle, sin trabajo y una boca más que alimentar, la de tu indignación que nunca más te abandonará, como si de un  hijo se tratara.

 

Una vez más el Reino de Murcia, deja a la provincia del norte con una mano detrás y otra delante y nos hace un topamí, como si del agua se tratara.

 

¡Quién hubiera buen señor! Lástima que no tengamos quién nos defienda. Cada vez que se disputa algo en el plano político, se lo lleva Valencia y Murcia. Nuestros líderes se doblegan ante loquedigamadrid, que es el auténtico mantra de nuestras desdichas.

 

Si lo dice Madrid, aquí nos bajamos los pantalones, nos relajamos y a gozar que son dos días. Espero que nuestras lideresas estén a la altura de las circunstancias y sepan defender al periódico de referencia para Albacete y a sus trabajadores.

 

Estoy en contra del cierre de La Verdad de Albacete. Lo digo aquí y de esta manera por si esta vez a los albaceteños nos da por pelear y no resignarnos ante los recortes como si fueran inevitables. ¿Vamos a consentir este atropello?

1 comentario

Paula -

El cierre de cualquier empresa es triste. El cierre de un periódico siempre es doloroso, porque además provoca un silencio que, rara vez se puede sustituir.
Eso, en una ciudad pequeña como la nuestra, es además una tragedia.
Comparto esta entrada, con tu permiso, por si al menos, nos dejan el derecho a quejarnos.