Desterrados. Ediciones Vitruvio. Poesía. Francisca Gata Amate.
Qué veneno tan dulce me dieras si el amanecer
me ofreciese tus escombros a puñados
y recuperáramos el tiempo de corceles lascivos,
de afiladas uñas, de afiladas palabras.
Si al partir tú, yo aguardara tu llegada
lamiendo el horizonte poblado con tus huellas
y el vuelo de tu alma fresca.
Hoy es ese día en el que la vejez
se sienta a nuestra mesa y nos deshace
sin apiadarse del miedo de todos los rincones.
Ambos vencidos, desterrados de la rutina de vivir
y soñar en este decorado de papel
que ya se quiebra.
Y quiero hablar contigo sin ser joven,
desolada mi saliva
y mi espalda que fuera tuya, que te perteneció,
como tu augusto cuello y tu mirada verde
fuera la propiedad que, yo soldado,
más protegiera.
Tenemos en nuestro lecho lo rotundo
de las grietas. Esa indolencia del abrazo sin fuerzas.
En nuestro lecho, en nuestra mesa,
en nuestro hormiguero pisoteado.
Estamos muertos.
0 comentarios