Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.
Era delicia esas muchachas
que se bañaban, desnudas como el mismo agua.
Y de allí surgían más hermosas
y más alegres,
descubierta la gracia de la vida, su lujuria,
por el río.
Y fueran, más que carne, arroyos frescos,
niebla y música.
Las espiabas desde tu atalaya,
detrás del gran árbol
y te sentías un dios ansiando la suavidad
y su contagio desde ese cielo vil e inocente.
Un niño con un solo destino.
Y te llamaban para que las acompañaras
en su desnudez
y te cerraban la boca con cerezas y besos,
y repasaban tu cuerpo diminuto
con la seda de sus manos
y se reían ante las ascuas de tus ojos.
Y te acercaban a sus pechos
y allí, entonces lo aprendiste,
nacía la primavera.
Y allí dormías como un animalillo
exhausto y feliz.
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