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Francisca Gata Amate, escritora.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

Era delicia esas muchachas

que se bañaban, desnudas como el mismo agua.

Y de allí surgían  más hermosas

y más alegres,

descubierta la gracia de la vida, su lujuria,

por el río.

Y fueran, más que carne, arroyos frescos,

niebla y música.

Las espiabas desde tu atalaya,

detrás del gran árbol

y te sentías un dios ansiando la suavidad

y su contagio desde ese cielo vil e inocente.

Un niño con un solo destino.

Y te llamaban para que las acompañaras

en su desnudez

y te cerraban la boca con cerezas y besos,

y repasaban tu cuerpo diminuto

con la seda de sus manos

y se reían ante las ascuas de tus ojos.

Y te acercaban a sus pechos

y allí, entonces lo aprendiste,

nacía la primavera.

Y allí dormías como un animalillo

exhausto y feliz.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

 

No conozco más eternidad que la de los campos,

nada tan infinito, en tanto sosiego,

con tanto trino luminoso.

 

Sólo la mansedumbre del viento,

ya es tesoro.

El secreto que un hombre se llevaría a la tumba,

como los ojos del horizonte o la pulpa de la mañana.

 

Nací y soy el anómalo habitante de este óleo.

Suspiro en soledad. Siento el hechizo.

Bebo sus aguas, curo mi lepra y demás heridas.

Curo de ausencias y de lo importante.

 

La intemperie me acoge con sus alas.

 

Y sé que la tierra es el cielo de las nubes,

de los pájaros, del clamor de los árboles

y de este hombre en andamios

aún indescifrable.

 

Y el corazón agradece ser la sombra

que todo laberinto se construye.

Sombra y vida.

Girasol que se busca en la transparencia.

 

Y el corazón me ladra que a sólo  un paisaje

pertenezco.

 

Contengo esos ladridos y soy tan inmortal

como este sueño.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

 

Tenías entre tus manos

tan pequeños recuerdos.

El mar era uno de ellos,

su gorjeo al escanciar las olas

que desfallecían a tus pies,

sacudiéndose el azul,

palideciendo.

 

El mar en el corazón.

La soledad en el corazón.

El mar y la pureza.

Y ese suspiro.

 

Y corrías descalzo espantando otras vidas.

Y espantando algo de la muerte.

 

Reteniendo el perfume,

la sorpresa del reflujo cálido

que  sabías gemelo de tu alma de niño.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

Despiece de la infancia. Diputación de Málaga. Poesía.

(La ilustración es de Lola Catalá)

Cogías a puñados las almendras,

las olivas negras,

las cerezas.

Un trozo de pan, cortado

con premura.

Todo en esa mochila donde a veces

temblaba el perro.

Y partías muy lejos,

al perdido rincón de aquel jardín.

Sobrevivías en una trinchera

entre los lirios, muy cerca del agua

y muy lejos de Dios y de los hombres.

Una semilla necesitaba soledad

y eso eras con las piernas pequeñas

y las manos pequeñas

y la boca repleta de cerezas.

La tarde escanciaba ante tus ojos

su jarra de silencio.

Cine negro. Ediciones Vitruvio. Poesía.

Cine negro. Ediciones Vitruvio. Poesía.

PHILIP MARLOWE

A la luz de la lámpara el detective mostraba un color verde preocupante.

Philip sabía comportarse  en la leyenda

y ellos lo habían adivinado de antemano,

antes de subir hasta aquel despacho, más cerca de las nubes

que del infierno. Qué me dice ¿Contamos con usted?

No asimilaba los dedos con uñas tan largas en un hombre

ni esa risa de conejo asustado, tampoco el pañuelo alrededor

de su  cuello, aunque la ansiedad era sincera.

Un mayordomo y su señor pretendían que husmeara en la basura

de un político singular, despreciado por todos,

menos por su mamá y ese desaparecido amante,

de rizos negros en una fotografía pasada.

Liberar el oro de la paja y, sin aspavientos. The End sin titulares.

Un brandy largo abrió el grifo del señorito y el mayordomo

se apresuró a consolarlo con un cigarrillo.

Philip  no entendía esa clase de amor. Una rubia era una rubia y un hombre,

un mentón susceptible de ser partido en una pelea.

Alguien en quien puedes confiar una sola vez en tu vida.

O ni siquiera eso.  Lágrimas  como aquellas le venían grandes

como las camisas de su portero.

Se sentía viejo para aprender a jugar con otras cartas.

El muchacho realizaba florituras con sus manos

al explicarle el abandono y la desaparición de su bailarín,

por culpa del político corrupto y celoso. Artie impresionó el momento

con su contrabajo en esa casa de putas rutilantes

de la noche. La ruleta giraba vertiginosa, apostó

a que aquel muchacho le mancharía de mocos

cuando le dijera: que bien, que buscaría, que recibirían

sus noticias, pero que la ciudad era muy grande.

Más brandy, esta vez con un brindis dulzón como una orquídea.

El mayordomo se limitó a cabecear feliz. Después desaparecieron

amo y criado, abandonando un aroma a comida cara en el despacho.

Si le contara a Mona tal vez se riera o tal vez le apeteciera

desplazar allí sus largas piernas para bailar sobre el escritorio.

Ahora Artie  con Benny  Goodman al clarinete.

El amor está en todas partes. De la bragueta al corazón

hay un paso, como de la cabeza a esa joya finamente tallada

que las mujeres utilizan de arma mortal. Y esta noche

el K.O. me llegará por una paliza de Mona, sí, seguramente.

La brisa agitaba las cortinas cuando Philip Marlowe marcó

el número de siempre.  

Cine negro. Ediciones Vitruvio. Poesía.

Cine negro. Ediciones Vitruvio. Poesía.

Más borracho imposible, muerto de amor, anónima mi melancolía,

paisaje de moscas muertas en mi copa,

en la misma habitación de hotel en la que alguna vez

destrocé tus medias y fui el rey de tu ropa interior.

Un lazo de humo baila en mis pupilas

junto a una lágrima de acero y rencor, absurda

en un hombre como yo que revendió su alma.

Fuera los árboles muestran formas femeninas

sin la magia de tus ojos, mi abrazo de aire dirigido a ti,

a tu marido gordo y tu hijo enano,

nacido tras catorce horas sin pensar en mí.

Mi jaula se halla lejos de tu extraña vivienda,

muy lejos yo entonces,  sin tu llamada,

y ahora recibo a la chica de la limpieza

con toallas en sus manos

y una sonrisa de arboleda a estas horas de la noche,

muerto de amor,

lo sabes, por ti  y por tu televisión por cable en torno a mi cuello.

Leo una carta, escrita  en este lugar erigido

en un camino del infierno, habla de ti,

de tu sexo de ángel paridor, adúltero, conductor homicida. Eres la bella

que destroza mis trajes,

la que me insulta con su voz de madre alegre. Borracho

como cuando te conocí, mucho más pesado mi asco,

mucha más repleta mi memoria,

con el faro de tus ojos de perra

compartida. La chica de las toallas me da fuego

y su cuerpo es  una bendición en la noche del condenado.     

 

 

"Antón pirulero" Antología de juegos de la infancia.

"Antón pirulero" Antología de juegos de la infancia.

Presentación de "Antón pirulero"

Presentación de "Antón pirulero"

http://www.museodelnino.es/acto-expo_libro2/presentacion.htm

Desterrados. Ediciones Vitruvio. Poesía. Francisca Gata Amate.

Desterrados. Ediciones Vitruvio. Poesía. Francisca Gata Amate.

Cruzan las tierras abandonando una mirada
con carreteras rojas,
lo que fuera de uso común, lo necesario,
mansamente abandonado, pájaros y trenes
y el pozo alerta.
Cruzan las tierras arrastrando
el ancla por todas las colinas,
los bosques y las casas sin dueño.
Atrás queda envilecido lo enterrado, la carne
y el griterío y el silencio. O las puertas
que el viento cierra y abre.
Las razas puras, contra las impuras,
encendiendo candelabros
por el luctuoso esperma. Virgos de ángeles
es todo el resplandor
que al agua conduce y a los templos les nacerá el otoño.
Los héroes se nutren del pavor
de los bultos en fuga y con sus vergas
ratifican la soledad. Estatuas sin ojos
serán los aliados en las calles cercadas
por remolinos de fuego.
Cruzan las tierras en gesto de morir sin la muerte cercana
tragándose sus nombres,
aligerando la pesada carga.

Fuera del tiempo. Premio de internacional de poesía Odón Betanzos 2008. Diputación de Huelva. Francisca Gata

 

Una nueva tribu de amazonas,

aterradas luchadoras  contra el miedo,

a pecho florecido.

Elegidas al azar por todo el orbe,

así, de un trazo.

Así, sin desearlo.

Así, en íntimo desorden.

Con el lenguaje seco de nostalgia.

Con la rosa amputada pero vivas,

ansiando más edad y más amor.

Con signo del zodíaco: cáncer.

A una mujer que barría el balcón desnuda.

A una mujer que barría el balcón desnuda.

A UNA MUJER QUE BARRÍA EL BALCÓN DESNUDA
by Francisca Gata Amate.

Ayer hermosa venía por la plaza, andaba cabizbajo, reflexivo,
rumiando el pan de un pensamiento,
callando mi verdad de estar tan vivo, pues que inútil mortal,
consideraba que no hay mayor prodigio,
y no es derroche, para sentirse ledo,
que una cama bien hecha, con sus sábanas
y una pájara pinta, tan pintada, que de churretes
te tiña la almohada. La tarde olía a palomas mensajeras,
a muchas, defecando, a turbamulta
y el sol se defendía a mamporrazos
con la cruel y díscola penumbra.
Y fue que, por observar tan singular batalla,
noté ganas de alzar ojos y cejas,
también elevé un poco la cabeza, lo justo,
nada más, lo imprescindible.
Y al mirar perdí los imperdibles, pues te vi, hermosa mía,
sin más prenda que una villana escoba
que barría, accionada por tu impulso,
qué de polvo soltaba tu impereza,
parecía que barrías el desierto y al tiempo,
mujer limpia, liberada,
meneabas los labios con el gesto
de cantar las canciones más ansiadas,
para ser animales en el lecho.
Sólo un mendigo poblaba la placita y al mirarme mirar,
miró conmigo y pensó, ya ves tú si no es delirio
que, o bien el tinto tetrabrik estaba malo
o se había pasado en el ingesto.
Qué nalgas dije yo, y él sin dudarlo mencionó
que el demonio tiene cuerpo y es cuerpo como el tuyo, relicario,
aunque despida fuego, mas transforma la vida
en algo muerto. Qué pechos, qué plumón,
quién fuera sueño para entregarse loco
al edredón, a la marea de caderas tan noblemente sanas,
morder, obviando el daño, esa manzana
y así pasar los años o los días.
Quién fuera palo de escoba, aquel palo,
para ser por ti mujer tan agitado
que, aunque levante polvo,
no te produzca alergia o un prurito,
comparados los polvos con la paja
que en este ojo ajeno se ha clavado.
Y el mendigo: “ay qué ver, yo es que no salgo
seco de este asombro”, y más vino y eructos en mis hombros,
El mendigo era un cerdo
y mendigaba para pagar su casa de la playa.
Eso me dijo el muy, muy, muy ladino,
y me cachis, si por Dios, no le aticé,
porque, yo estaba, y es fácil de creer,
con una erección que me alarmaba,
porque al verte de lejos, tú barrías,
porque aunque trempara y trepara,
no eras mía, quizás en esa torre secuestrada
tenía algún señor tu lozanía.
Y mis ingles reclamaban oro puro,
de tu piel el chorreo de ambrosía,
de esa boca que, adiviné perlada,
quería desprender otras palabras,
las que el amor disfraza de poesía.
Y así estaba que no estaba
cuando noté un calentor en mis pisadas,
oh, terror, era el mendigo que en mis huellas
sin tiento vomitaba mientras yo con los ojos te comía.
Ay qué asco y qué dulzura y qué ansia por volar
a tus macetas y libar como abeja, como mosca chupar,
como mendigo seco, el sudor que escapaba de tus piernas.
Pero me fui, porque salió tu madre y me vio tan salido
y tan manchado que al borracho y a mí levantó mano,
como si fuera un acta levantada,
para advertir que venía soldadesca,
que a la guardia civil había llamado,
policía nacional y guardia urbana.
Le faltó por llamar a los bomberos,
¡joder! con esa madre, no descansa.
Claro que, si das a menudo en barrer
el balcón de tus amores, sin blusa, sin enagua,
sin yo qué sé, un velo que te cubra,
tu madre habrá costumbre de llamada
y habrá costumbre de acudir muy presto,
pues no todos los días te agasajan
con salvar damisela desnudada,
barredora, cuerpo enhiesto, que te pone tan tonto
que tonteas y se te salen los ojos de los cestos
y te dejas vomitar cual papelera,
porque tienes en el cuerpo tanto gusto
que crees que eres tu quien se derrama
contemplando las gracias de la gracia.
Adiós mujer, ya volveré mañana,
dile a tu madre que se introduzca el dedo
de marcar en esa parte
ideal, si lo que quieres es sentarte,
o darte al ventoseo cuando hay necesidad
o hay cachondeo o pretendes calentar el frío hogar.
En fin, lozana, no barras sin un chal,
no ves que matas.
Adiós preciosa, ponte ropa interior u
otra cosa, no sea que te resfríes y te mueras 
y el mástil de mi bandera se me tronche,
qué haré los sábados, si salgo por la noche,
si mi ejército asedia algún fortín,
ridículo estratega pareciera y tú,
mi bien, desnuda calavera.

Mejor libro del año 2014: Despiece de la infancia.

Mejor libro del año 2014: Despiece de la infancia.

Presentación de La noche del condenado.

Presentación de La noche del condenado.

Con todo, preciso es vivir mientras dure la débil llama que un día se alumbró, apoyándose en la virtud del lenguaje, sin olvidar nunca que “estoy más que perdido si duermo sin palabras”. Es lo que mejor puede darnos la poesía. (Manuel Pecellín Lancharro. Miembro de la Real academia de las Letras y las Artes de Extremadura) 

Francisca Gata Amate, La noche del condenado. Madrid, Ediciones Vitruvio, 2014

Música a cargo de Mª Dolores Zornoza, violonchelo.

Recitó Miguel Ángel Gallardo.

Salón de Actos del Museo Municipal. Pza del Altozano, s/n Albacete.

La noche del condenado.

La noche del condenado.

Traicionado

me siento, pues me ha crecido hierba en la mirada

y he de fingir que reniego del placer. Y he de llorar

sin alma y sin tristeza, con máscara de dolor

porque no duele.

Te apuesto mis recuerdos por tu ataúd sembrado

boca abajo, adentro, muy adentro,

sin salida, sin saliva, sin auxilio. Muy adentro.

De espaldas a la cruz

y a todas las montañas y a todos los caminos

y los ríos,

esos ríos que van sin detenerse,

desbordados de vida y de sangre

y de esperanzas.

Te apuesto mi estúpida pasión de payaso

fatigado,

con un destino muerto que no muere,

fantasma que a su pesar se rinde a la belleza. 

Presentación del poemario "La noche del condenado" en el Museo Municipal de Albacete. Jueves 4 de diciembre 20 horas.

Presentación del poemario "La noche del condenado" en el Museo Municipal de Albacete. Jueves 4 de diciembre 20 horas.

 La noche del condenado -proclaman acertadamente los editores- es casi un soliloquio entre el poeta y la muerte, la condena como metáfora de una sociedad y de una condición humana. Poesía siempre sutil, confesional y grave, Gata ha vuelto a escribir desde el interior de sí misma con una crudeza y una intensidad sorprendentes”.
En efecto, el libro propone desde la apertura y final del primer poema (“Si no viera la muerte en esos ojos/ Si no fuera un hombre detrás de una lágrima”) una desgarrada memoria sobre la condición humana tal como la autopercibe el sujeto lírico, sin concesiones ni consuelo. Sólo al final de la obra (“Soy yo quien paga con la vida todo el morir/aguardando de Dios la fe de erratas”), se abre una vía a la trascendencia, si no es pura retórica lo escrito.
Porque somos “solo una vida con resultado de muerte”, parafrasea a Heidegger la autora. También lo hace en numerosas momentos al Cernuda que anhelaba únicamente convertirse en piedra sepultada entre ortigas sobre la cual el viento pasee sus insomnios.
Los suyos nos los entrega Gata en estos versos turbadores, de amplio aliento, que a menudo se transforman en versículos prolongados, donde el repique inquietante de las anáforas percute una y otra vez. Al mismo tiempo, el cúmulo de imágenes, tan inesperadas como deslumbrantes, hace de cada poema una epifanía desgarradora.
Términos del mismo campo semántico (, patíbulo, sudario, ataúd, tumba, osario, sepultura, epitafio, crepúsculo, noche, gangrena, lepra, difunto) inducen insistentes a la misma fatal conclusión: “una sombra soy con arrugas de cadáver”.
Con todo, preciso es vivir mientras dure la débil llama que un día se alumbró, apoyándose en la virtud del lenguaje, sin olvidar nunca que “estoy más que perdido si duermo sin palabras”. Es lo que mejor puede darnos la poesía. (Manuel Pecellín Lancharro. Miembro de la Real academia de las Letras y las Artes de Extremadura) 

Francisca Gata Amate, La noche del condenado. Madrid, Ediciones Vitruvio, 2014

Música a cargo de Mª Dolores Zornoza, violonchelo.

Recitarán Miguel Ángel Gallardo y la autora.

Salón de Actos del Museo Municipal. Pza del Altozano, s/n Albacete.

Los poetas premiados.

Los poetas premiados.

Entrega de premios de poesía Orden literaria Francisco de Quevedo Villanueva de los Infantes.

Entrega de premios de poesía Orden literaria Francisco de Quevedo Villanueva de los Infantes.

Presentación en el Aula de poesía Universidad de Murcia.

Presentación en el Aula de poesía Universidad de Murcia.

Presentación en el aula de poesía Universidad de Murcia.

Presentación en el aula de poesía Universidad de Murcia.

Firma de libros el día 23 de abril Fiesta del Libro, Pza Altozano, Albacete.

Firma de libros el día 23 de abril Fiesta del Libro, Pza Altozano, Albacete.

En el stand de la Librería Universitaria a partir de las 12 firmaré ejemplares de mis libros:

La noche del condenado, ed. Vitruvio 2014. Poesía

Despiece de la infancia, ed. Diputación de Malaga 2013. Poesía.

Cine negro, ed. Vitruvio 2012. Poesía

El juicio del tiburón. Cuento infantil.

Os espero,